la vida et belle

Hoy es el día de los Reyes Magos y todos nos hemos levantado con la ilusión de ver qué nos han traído. Los adultos y los niños nos sorprendemos con nuestros regalos. Todos hemos regalado y hemos recibido regalos. Así que hoy me he acordado de alguien muy especial que conocí en Ajgal, la pequeña localidad donde se encuentra el drago. Era bastante tarde, el sol empezaba a caer y el frío comenzaba a hacer acto de presencia. Habíamos pasado el día allí y habíamos estado jugando con los niños, repartiendo peluches y pequeñas sorpresas para todos. Las mujeres se me habían acercado en el último momento, cuando supieron que tenía ropa nueva para los niños y los bebés. Habíamos comido con una familia. En fin, el día llegaba a su término y nos dirigíamos al coche rodeados de niños. De repente empezamos a oír a alguien que gritaba. Los gritos eran fuertes; alguien nos hablaba desde lejos. Abdou y yo nos giramos. Bastante lejos había una mujer que nos gritaba. Iba tapada completamente con un velo blanco característico de esa zona que impedía verle la cara, pero me di cuenta enseguida que era una señora mayor. Seguía gritando. Abdou me dijo: “Está pidiendo un muñeco. Dice que es para ella”. Me sorprendió porque las mujeres allí prácticamente no hablan, mucho menos piden nada y, desde luego, no piden nada a gritos a extranjeros. Sin embargo, no se acercaba, permanecía a unos 20 ó 25 mts de mí, apoyada en una esquina de la casa y detrás de una roca